Recibe este nombre porque el médico que hace el tratamiento primero aplica carbonilla, que actúa como cromóforo (sustancia que tiene muchos electrones capaces de absorber energía o luz visible) sobre la piel, y luego aplica manualmente el láser por el rostro. Al ser alcanzada por la energía láser del Helios II, cuyo rayo está microfraccionado y por ello no tiene efectos agresivos sobre la piel, la carbonilla se vaporiza, produciendo en el momento una exfoliación de las capas epidérmicas superficiales. El resultado: brillo, lozanía, atenuación de poros y arrugas.
A diferencia de otros métodos de tratamiento con láser -que requieren algunos días de reposo post-tratamiento-, la fundamental ventaja que brinda este sistema es que evita todo riesgo de daño epidérmico. La piel se muestra renovada casi instantáneamente. Por lo tanto, ahorra molestias y no exige que la persona tratada interrumpa su actividad social o laboral. Las características especiales del peeling de carbonilla lo hacen especialmente indicado para personas de piel sensible y alérgica a los ácidos.
Puede practicarse en pieles oscuras y en cualquier época del año, aún en verano, ya que no causa irritación ni fotosensibilización de la piel. Una ventaja adicional es que realizado con cierta frecuencia reduce el acné y los procesos inflamatorios producidos por el mismo. |
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